Rompo mi habitual persistencia en subir poemas y relatos dedicados a mi novia, para desahogarme un rato. Estos días previos a navidad han pasado desapercibidos, son solo días normales con más gente con bolsas en las calles, vagabundos vestidos de rojo y muchos puestos en las calles envolviendo cosas en papeles de colores. El problema era que antes no lo veía así, si no que era un fecha mágica donde se daba la posibilidad de compartir en familia de un momento grato y especial. Me pregunto ¿Cuando la palabra familia dejó de estar en mi diccionario?, ¿fue cuando murió mi padre o cuando mi madre perdió toda capacidad de valerse por sí misma?. Tal vez pueda responder esa pregunta, tal vez no, en estos momentos mi mente no piensa con frialdad. Desgraciadamente siempre he sido muy dependiente de mis progenitores, como fui el último hijo, nacido cuando mi padre se retiro de su trabajo, recibí más atenciones innecesarias por parte de él y de mi madre. Lamentable, ahora solo me cuesta valerme por mi mismo. Pero he salido adelante, a pesar de eso, aunque este no sea el tema, me estoy saliendo del tema.
Navidad, oportunidad para dejar de la lado las diferencias, actuando de forma cínica, comprando amor a precios inflados y disfrutando en familia de una cena navideña preparada con mucha anticipación. Sabiendo todo esto, sabiendo que todo es falso, extraño más que nunca esos días. Que daría yo por volver a comer pollo asado con esas papas culias que me cargan, tomar un buen pisco sour, y brindar por estar en familia, solo yo, mi mamá y mi papá. ¿Y ahora qué? fácil, soy parásito de la familia de hermana, soportando sus códigos, sus peleas absurdas y su increíble perseverancia a estar malhumorada. No quiero eso, quiero una familia de verdad, una linda esposa que me ame y un pendejo culia'o pidiendome hueás caras, una rica cena navideña y ver la cara de satisfacción del pequeño al ver que me encalillé por dos años para darle la hueá que quería, finalmente ver a mi esposa y decir "buscaré otro trabajo, el que tengo no me da lo necesario para alimentarnos". Dudo que piense realmente lo que escribí ahora y he de reconocer que mi mal humor se debe básicamente al hecho que me bajó la mala onda, acompañada por la infaltable tristeza causada por al ausencia de mi padre.
Bien, en momentos como este necesito sólo una cosa. El problema es que vive un poco lejos, en Yungay exactamente.
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