Un gran hombre, siempre con una sonrisa en el rostro, simpático, preocupado por la familia, no solo por la propia, si no también por la mía. Siempre atento si algo me faltaba, un caballero de tomo y lomo, respetuoso a más no poder. Recuerdo muchas de las conversaciones que tuvimos mientras esperaba que Wally legara de Quién-sabe-donde. El campo, le encantaba el sur de chile, su niñez, cuando conoció a su señora, cuando nació a la persona que se convirtió íntegramente una madre para mi, a pesar de no ser biológica. Un gran hombre, un gran padre y el mejor abuelo que pude haber conocido.
No soy muy religioso, pero lo que me regalo abuelo, lo llevaré siempre conmigo.
Ahora descanse, que su vida fue larga y plena, con todos los altos y bajos que construyeron en usted una persona fantástica.
Siempre en el corazón, junto a mi padre.
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